Tengo que agradecer públicamente, aunque yo no soy nadie, la intervención de Ramón Jáuregui en la presentación de la candidatura socialista en Alcantarilla. Con un rápido recorrido sobre la historia del Partido Socialista, con sus luces y sus sombras, vino a transmitirnos un mensaje con el que enardeció a un público necesitado de que alguien, en esa mañana de más nubes que claros, nos levantara del asiento para aplaudir con unas manos que aún no habíamos calentado. Ése mensaje fue: “no os avergoncéis del Partido Socialista”. Y lo justificó diciendo motivos más que suficientes para sentirse orgulloso de su trayectoria, especialmente desde que llegó la democracia.
Seguramente a él le pasó lo que a muchos: que le duele ver que en la propaganda electoral, en los programas y hasta en los discursos, los símbolos del PSOE han quedado reducidos a la mínima expresión hasta el punto de no saber a qué partido representan las candiaturas.

Lástima que el otro día Jáuregui habló el último. Si llega a intervenir en primer lugar le hubiéramos hecho caso. O probablemente no.
De todas formas, gracias compañero por tus palabras de ánimo.
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