martes, 21 de agosto de 2012

LA HORA DE LA SOCIEDAD CIVIL

Hoy he leído en la prensa digital  que Cospedal va despedir al 80% de los interinos que trabajan para la Comunidad de Castilla La Mancha. Leo la noticia y me quedo perplejo ante mí mismo por la mezcla de preocupación y de indiferencia que se ha instalado en mi conciencia, que se va acostumbrando, como se resigna uno a un mal inevitable, a un inercial resultado de las leyes inmutables de la naturaleza.

Quienes tienen dinero y, por ello, disponen de información, huyen despavoridos hacia aguas más tranquilas, aunque tengan que pagar para que les protejan su capital de la más que previsible inflación.

Quienes nos gobiernan están tan desorientados que no saben si arrojarse a la espada de las recomendaciones, más bien imperativos categóricos, de la UE o tropezar contra la pared de una sociedad que al principio resistía ante cualquier despido y hoy ruega negociar para que los despidos no sean tantos.

¿Y qué puede hacer la oposición? Los que no han gobernado nunca hacen el discurso romántico de una revolución en la que ya no creen, aunque hay que agradecerles que sean la resistencia para que no nos acostumbremos a que siempre paguemos los mismos.

La oposición que ha gobernado, se debate entre el discurso de izquierda en lucha para contentar a su electorado y la responsabilidad de quien hasta hace unos meses se encontraba con problemas idénticos, 


No hay dinero. El que nos dejan es muy caro y el que nos dejarán será tanto que lo estaremos devolviendo décadas.

Los servicios públicos se deterioran a pasos agigantados, las instalaciones deportivas, los parques,las carreteras, los centros de enseñanza y edificios del estado en general muestran la decadencia de un país que no supo modernizarse desde sus raíces.

Poco podemos esperar de los que nos gobiernan, poco podemos anhelar de los que nos gobernarán; nada podemos esperar de los ricos.

Ha llegado el momento de la sociedad civil: no es la hora de pedir, sino de ofrecer; no es la hora de regalar, sino de invertir; no es la hora de contemplar cómo se deteriora nuestro entorno y de quejarnos a los que nos dicen "no hay dinero", es la hora de aportar lo que cada uno tenga, de generar redes de personas que monten empresas, que pongan en funcionamiento fábricas paradas, que reparen colegios, mantengan parques...

Con una mano tenemos que sostener el país y con la otra hay que alzar el puño de la resistencia, para no perder lo que nos diferencia de la barbarie y que ha hecho de Europa un referente de humanidad, de libertad, de justicia.

Se acerca septiembre y todos tenemos miedo de lo que se avecina. Cambiemos el miedo por arrojo, la desesperación por proyectos y la soledad por acciones colectivas.

Se acerca septiembre y tengo muchos proyectos.

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