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sábado, 14 de abril de 2012

LA VERDAD, EL HONOR Y EL ÉXITO


A veces, éxito, verdad y honor pueden coincidir en una persona. No son muchos los casos, para qué nos vamos a engañar.

A veces, la verdad y el honor son un obstáculo para el éxito.

A veces, pocas, hay quien escoge el honor y la verdad.

A veces, bastantes, hay quienes eligen el éxito por encima de la verdad y del honor.

A veces, con frecuencia, quien abrazó la verdad y el honor, se queda sólo o escasamente acompañado.

A veces, también con la misma frecuencia, quienes optan por el éxito a costa de la verdad y del honor, suelen estar copiosamente acompañados.

A veces, quien se quedó del lado de la verdad y del honor, encuentra en su escasa compañía a otras personas de verdad y honorables.

A veces, quien abrazó el éxito sin importarle la verdad y el honor, encuentra a numerosas personas exitosas también.

Si la verdad es una perla y el honor es oro, el éxito suele ser oropel.

Si la verdad es transparencia y el honor es el adorno de la mirada de frente, el éxito suele ir acompañado de refracciones y miradas esquivas.

Si la verdad y el honor se presentan con una sonrisa, el éxito hace ostentación de júbilo desbordado.

A veces, un poco menos cada día, tengo la tentación de renunciar al honor, de suavizar la verdad, porque el éxito es tangible.

A veces, un poco más cada día, valoro la verdad que me dicen mis personas más queridas y es un honor para mí contar con ellas, aunque rara vez tengamos éxito de ese que es enemigo de la verdad y del honor.

A veces, sólo a veces, tenemos éxito porque éste consiste en mantenerse en el camino de la verdad y del honor.

Tengo presentes en su evanescencia a los triunfadores autocomplacidos que han subido al pedestal usando peldaños humanos.

Y brindo por los que, a veces, renuncian al pedestal.

Los unos triunfan en este mundo.

Los otros, los veraces y honorables, cambian el mundo.