viernes, 8 de julio de 2011

¿PERSONAS O PROYECTOS?

Se inicia la cuenta atrás hacia las elecciones generales. Mañana es la proclamación de Alfredo P. Rubalcaba como candidato. Dice Elena Valenciano que el acto será “sencillo”, “de verdad” y “muy Rubalcaba”.

Me da la impresión de que esto es la contumacia en el error.

Todos sin duda recordamos cómo la campaña en la que Rodríguez Zapatero ganó por primera vez las elecciones, Blanco substituyó la preeminencia de las siglas PSOE por ZP. En la misma línea se nos quiso poner en fila de a uno tras el candidato con el símbolo de la ceja ^ ^.  En Murcia, incluso, se sacrificó al PSRM para hacer que ganara las elecciones gracias a los votos de los catalanes, aragoneses y vascos, lo que ha terminado desfondando al partido y a la  militancia del mismo.

Me pregunto cómo los “viejos” del partido han consentido que las siglas socialistas hayan quedado por detrás de las de un solo hombre y que se hayan convertido en “la marca PSOE”, expresión que da a entender que es un producto que se compra y que se vende. No es de extrañar que muchos candidatos a alcaldes y a presidentes regionales se hayan creído que podían ganar las elecciones haciendo una buena campaña publicitaria.

El colmo es que a base de que el partido se haya supeditado a las personas que lo dirigen,  una vez hundidos en la miseria electoral, se haya optado por minimizar hasta lo invisible “la marca PSOE”, para ver si así la gente vota a alcaldes o presidentes socialistas sin darse cuenta de que lo son.

Pero no ha funcionado.

Si los propios socialistas esconden sus propias siglas, no esperarán que los ciudadanos voten a sus candidatos.

Como persona de izquierdas, no sigo a nadie, creo en proyectos generados por personas en el seno de organizaciones, creo en proyectos que van más allá de los líderes concretos, porque la justicia y la libertad son siempre una utopía que nos orienta.

Como cristiano no creo en nadie que no sea Jesús de Nazaret.

Si el partido socialista nuevamente concentra su campaña en el candidato y no en el proyecto, acabará en un rincón castigado y contra la pared y, lo que es peor, se habrá desfondado y consumido en una campaña de la que costará mucho levantarse.

Lo único positivo de todo esto es que a lo mejor se inicia un debate profundo en el seno del PSOE y se crea un proyecto que posibilite recuperar la política de izquierdas que haga frente al pensamiento único, que hace mucha falta.

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