domingo, 24 de junio de 2012

¿CAPITALISMO DE IZQUIERDAS?

Se acercan buenos tiempos para la izquierda. Ya sé que más de uno o de una dejará de leer esta entrada y dirá: "¡otro gilipollas!.


Insisto y me explico: el hundimiento del sistema financiero internacional que ha provocado y, a la vez, ha sido la consecuencia de esta crisis en una espiral sin fin, ha pretendido demostrar que remar a favor del liberalismo económico nos llevaría a salir del remolino, pero en realidad amenaza con llevarnos río abajo hasta la catarata de la paralización económica.


El discurso de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades se ha mezclado con el discurso de que ahora es necesario vivir por debajo de nuestras necesidades. El recorte social, la caída del empleo público, el recorte de derechos y de salarios se ha tornado imprescindible para que los invisibles y omnipresentes "mercados" nos dejen dinero para seguir funcionando. Un dinero que hemos fabricado los países con nuestro producto interior bruto y que ahora está en manos de vaya usted a saber quién.


Pero algo está cambiando: el mismo liberalismo que abogaba por la austeridad ha caído en la cuenta de que ésta nos lleva a la caída del consumo y ello representa la paralización mundial de la producción, incluso de los países emergentes, que son los que están recibiendo masivamente las inversiones del capital ávido de beneficios rápidos y fáciles.


Dicho de otra manera: no es bastante que los ricos gasten y compren; es necesario que las grandes masas de obreros tengan dinero en el bolsillo para poder consumir. La preocupación de los Estados Unidos y de las economías emergentes es que la economía internacional se colapse como consecuencia de la recesión europea. Por eso, tras la reunión del G-20, se ha acordado dedicar el 1% del PIB de Europa, unos 130.000 mill. €, a estimular el crecimiento.


De la crisis del 29 se salió con las políticas Keynesianas de estímulo de la economía. La posguerra mundial se superó con socialdemocracia.


Parece que ahora el propio sistema liberal dará temporalmente la razón a la izquierda por conveniencia, estrictamente por conveniencia, por mor del "bendito egoísmo", motor de la economía en el capitalismo. 


Como no va a ser por convicción ética ni por justicia, esta concesión a la izquierda no conllevará ningún cambio de la estructura, simplemente quedará integrada dialécticamente en la inexorable marcha del sistema liberal.


Tanto sufrimiento no ha servido para cambiar el tinglado, sólo para reforzarlo. Por el camino nos hemos dejado derechos que nos hacían más humanos, muchos han sido desahuciados de sus viviendas, otros muchos no podrán ponerse prótesis de rodilla, por ejemplo, por no poder pagarla, miles de jóvenes se descolgarán del sistema educativo al no ser atendidos personalizadamente...


¿Qué tendrá el sistema capitalista que integra a la izquierda contraria a él como momento necesario de su evolución?


¡Cuántas cosas tenemos que revisar desde la izquierda par dejar de ser un juguete en manos del capital! ¿Cuándo dejaremos de ser cómplices del sistema? ¿Cuándo recobraremos la perspectiva internacional? ¿Cuándo recuperaremos la IZQUIERDA, esa que es mucho más que los partidos de izquierdas?

1 comentario:

  1. Me sumo a tu reflexión, pero permite que matice alguna cuestión. Dumenil dice, con razón, que la crisis actual del capitalismo es la certificación del fin de la política keynesiana y, por tanto, el fin del capitalismo. Después de Keynes no queda ningún recurso. Ahora lo que hace el capitalismo es seguir ahondando el agujero de productividad en el que él mismo se ha metido. La izquierda y la derecha son las dos alas con las que el capitalismo alza el vuelo. Creo que hemos de sobrepasar estos conceptos, caducos al fin, para instalarnos en la pura humanidad, esa conceptualización del hombre que lo considera situado en medio de un mundo natural, social y divino. En esa mixtura se construye la verdadera y única humanidad. Como diría Chesterton, hay que ser inteligente, conservador o progresista, pero inteligente.
    Un abrazo.

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