domingo, 30 de diciembre de 2012

2013 ESPERANZADOR



Acaba un año. Bueno, eso es lo que dice la convención tradicional de la cultura occidental del hemisferio norte. ¿Qué más da? En algún momento de la traslación de la Tierra en torno al Sol hay que poner un principio y un final. Pero un final que es un principio. Así fue, así es y así es previsible que siga siendo varios millones de años más, si es que para entonces aún existe un ser consciente sobre la Tierra capaz de contar el tiempo. 

Acaba un año. “Un mal año”, dirán algunos. “Un buen año”, dirán unos cuantos menos. Es la historia del año “medio lleno” o el año “medio vacío”. Cuestión de perspectiva.

Si nos dejamos llevar por las cifras económicas, salvo para los que siempre ganan, el año ha sido fatal. Si nos fijamos en las miles de personas que perdieron su vivienda, el año habrá sido nefasto. Si miramos las colas para obtener comida en Cáritas o en los bancos de alimentos, el perfil del año se torna demoledor. 

Sin embargo, es posible encontrar brasas bajo las cenizas: hemos crecido en solidaridad, hemos vuelto a valorar lo que tenemos y a distinguir entre lo necesario y lo prescindible; hemos descubierto el manejo que los bancos ejercen sobre nuestras vidas, pues antes les creíamos bienhechores porque nos prestaban dinero para gastar; hemos vuelto a tomar las calles en multitudinarias y reiteradas manifestaciones; hemos redescubierto el valor de lo público; hemos quitado la careta a los malos políticos, a los que se fueron y a los que han entrado; hemos replanteado los fundamentos de la democracia. En fin, hemos vivido intensamente, que hasta ahora era vivir a todo tren, y ahora es vivir abriendo los ojos, tomando conciencia y actuando. 

A mí también me han bajado el sueldo y soy mucho más pobre, pero miro el 2013 con optimismo. Creo que vamos a ser capaces de ver más la verdad del mundo en el que vivimos y volveremos la vista a los más pobres en vez de mirar a los ricos, como hacíamos en los años del boom inmobiliario; creo que vamos a ser capaces de regenerar valores como el altruismo y el servicio gratuito, virtudes ambas imprescindibles para la política de la polis (no sólo de los partidos); tengo por seguro que seguiremos luchando por un mundo más humano, por un estado al servicio de los ciudadanos, que no súbditos, por que la salud no sea un privilegio de ricos, por los ancianos, por los niños y los jóvenes, por las mujeres maltratadas, por los parados y los sin hogar, los que se han quedado sin casa con la crisis y los que no la tenían ni siquiera en los años “buenos”, en fin, a luchar por todos y cada uno de los que carezcan de lo necesario (que ya hemos aprendido que no es lo prescindible).

Estoy convencido de que crecerá la solidaridad, se incrementará el número de personas que saldrán a la calle a pedir justicia, y cuando consigamos remontar podremos decir: “no hemos perdido a ninguno, llegamos a la salida del túnel todos”. 

Y deseo que a la salida del túnel no nos dispersemos, que sigamos luchando por un mundo más justo, que miremos a los que menos tienen, de aquí y de allá y, una vez superada la crisis que ha afectado a los que no eran pobres, seamos capaces de sacar de la pobreza a los que viven en ella aunque la sociedad sea rica.

Feliz año nuevo.

Seguro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario