El agua potable es un servicio municipal.
Para gestionarlo y, en principio, para que salga más económico
y funcione mejor, se saca a concurso público para que alguna empresa privada lo
administre.
Primer error de concepto: no es que el ayuntamiento (ente abstracto) ceda un
servicio para su gestión, es el mismo municipio, es decir, sus habitantes, los
que lo otorgan.
Se hace un convenio, pero debe quedar garantizado que el
agua llegará a todos y que tendrá unos precios universalmente asequibles.
Se suele cuantificar el coste y el municipio cubre el déficit,
si lo hubiere, sobre todo para evitar que los más pobres carezcan del
suministro.
Sin embargo, con el paso de los años el agua se convierte en
un monopolio y la empresa concesionaria se comporta como tal: encarece los
recibos a su antojo, establece condiciones leoninas para los usuarios, sin
distinguir entre los que pueden y los que no pueden pagar y pone contra las
cuerdas al ayuntamiento, que se ve preso de la empresa.
En los últimos años, el precio del servicio de agua,
alcantarillado y basura ha subido en Alcantarilla disparatadamente y ya lo habíamos
notado en el recibo. Pues bien, la última subida ha sido del 33%, porque
venimos pagando lo mismo que antes, pero en vez de cobrarnos cada tres meses,
lo hacen cada dos, o sea, el 33%.
Si no pagas, te cortan el agua a la voz de ya.
Segundo error de concepto: una empresa contratada por
nosotros, los ciudadanos para que nos dé un servicio, se vuelve contra nosotros
y nos domina. Lo normal sería rescindirle el contrato y exigirle indemnización.
Pero no, antes bien se le renovará casi hasta el infinito.
Tercer error de concepto: nuestros representantes
municipales se toman la cuestión del contrato con la empresa del agua, como si
fueran gerentes de una empresa privada de la que son propietarios. Tantos años
en el poder les ha conducido al espejismo. El Ayuntamiento no es una empresa, y
menos de ellos.
Una historia real de propina:
El resultado es el que es: esta mañana he ido a las oficinas
de Acuagest para hacer una gestión, y delante de mí, un señor se acerca
hablando en voz baja al empleado que atiende al público.
Cuarto error de concepto: ese empleado, acostumbrado a hacer
de cortafuegos entre la empresa y los usuarios, se cree que le debemos la vida
y nos trata con prepotencia y desgana.
Como decía, el señor que hablaba no quería que los que allí
estábamos nos enteráramos de lo que venía a pedir. Pero el impúdico empleado se
ha encargado de publicarlo: “las bonificaciones del agua tiene que solicitarlas
en Servicios Sociales”. El hombre ha protestado con miedo diciendo que de allí
lo habían mandado a Acuagest, y el sobrado oficinista le ha aclarado: “nosotros
somos una empresa privada y, como tal, no damos bonificaciones, sólo damos las
que nos dice el Ayuntamiento”.
Ésa es la clave: es una empresa privada, PERO EL AGUA ES PÚBLICA.
Pues eso es todo: votamos a personas, éstas se lo montan
gestionando un ayuntamiento como si fuera suyo, contratan a una empresa para
que nos sirva y ésta acaba dominándonos, hasta el punto que, si no se remedia, se quedará con la gestión de nuestras aguas, los próximos 30 años. A saber cuánto nos subirán el recibo.
¿Y no les dará vergüenza? ¿No dimitirá nadie?
asi funciona este pais ,bueno mal funciona pero aqui estamos nosotros para poner la otra mejilla , vaya una mierda de pais por culpa que esta banda de ladrones que se hacen llamar politicos ja ja ja ...
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